11 de octubre de 2008

Adiós a Visto y Oído


Cuatro sigue aún arrastrando la maldición vespertina del fin de temprada de Fama (primera edición). Mucho se habló del tema, hasta que la cadena se vió en plano verano y tuvo que rellenar las horas de su parrilla de alguna manera. Optaron por una idea mal desarrollada: “Visto y Oído”.


Era un programa con un ritmo lento, pero prometía contenidos "interesantes" capaces de rellenar las sobremesas de Cuatro. Uno de los pilares sobre los que se sustentaba el formato era la modernidad. Creían en un programa alternativo, muy actual, creativo y moderno. Buenos valores, o al menos, prometedores, para un magacine de tarde que quiere guardar una ética... competencia de “Está Pasando”. Además, la pareja de presentadores podía prometer bastante, por un lado Joaquin Prat Jr. y Raquel Sánchez Silva, que quizás estaba demasiado seria, pero prefiero una presentadora seria hablando de temas de actualidad a una Lucía Riaño que no sólo se averguenza de su compañera trabajando en directo ante toda España, sino que además aprovecha, para hacerla putadas.


Pero volviendo a Visto y Oído, el programa no venía haciendo muy buena audiencia, por los temas de los que hemos hablado... faltaba ritmo, aunque tenían reporteros por todo el país; y quizás faltaba algo menos de seriedad, andar más sueltos por el plató y tener "más cercanía" al espectador. Aunque la cadena de Sogecable haya dedicido pornerle fín al programa, al menos hemos de valorar que ha sido una decisión razonada, tras un considerable período de prueba en antena dentro y fuera del verano, con una intención de hacer las cosas bien, pero con un fallo: el no saber automejorar para poder continuar en el aire.

1 comentario:

garrido dijo...

Hola Sergio.
He visto poco el programa, los primeros días y me me resultó plano, sin tono, aburrido.

La estructura y la intención eran acertadas pero no había emoción, a mí todo me resultaba acartonado.

Llevas razón:
"faltaba ritmo, aunque tenían reporteros por todo el país; y quizás faltaba algo menos de seriedad, andar más sueltos por el plató y tener "más cercanía" al espectador".

La televisión sin ritmo está muerta.